sábado, 17 de julio de 2010

¿Que diferencia hay entre una Hechicera y una Bruja?

...pregunta un marido, mientras compartimos asadito entre amigos...y ahí se desvela el misterio:
"Pues, la diferencia entre una Hechicera y una Bruja, continúa,
son 10 años de matrimonio!!"

Los hombres se ríen a carcajadas, con un trozo chorizo a medio masticar adentro de la boca.
Las mujeres (ya en categoría de Brujas) que compartimos ésa misma mesa de bromas nos limitamos a sonreír, mientras nos miramos y pensamos "ja, muy graciosos...pero que boludos!"

Yo, como no podía ser de otra manera, me puse a pensar:
Durante esos 10 años de conversión, quiero decir de Hechiceras a Brujas, ¿que estuvimos haciendo las Brujas??
Y comienzo a recordar: hacíamos lo que debíamos hacer: limpiar la casa, la compra, dar a luz a nuestros hijos; obsesionarnos con volver a nuestro peso previo al embarazo.
Matándonos, primero en el gimnasio al ritmo de la música (y del sonido repetitivo de llantos incomprensibles, que nos perseguía a todas partes ) y luego, después de amamantar, con mortificantes y nunca efectivas dietas en un vano y desesperado intento de volver a "entrar" en esos pantalones que 10 meses atrás nos quedaban divinos!!!...y por supuesto atender al Héroe que llegaba vencido por la lucha diaria de ir a trabajar fuera de casa.
Así las cosas, hemos tenido que escuchar, entre sacaleches y papillas escupidas por toda la cocina, aquella observación que tenía tanto de amorosa comprensión,
como pelos tiene un huevo (de gallina) :
"Nena, que gorda te ves todavía!,  ¿No te parece que te estas abandonando un poco?"
Y nosotras, pañal con caca en la mano y complejo de no-sé-que-culpa nos mirábamos incrédulas ese ombligo que se empeñaba pese a todos nuestros esfuerzos en caer por ley...ley de gravedad.
Un gritito, un llanto nos volvía a la realidad  y a correr otra vez, para comprar en 20 negocios distintos buscando lo B-B-B: bueno, bonito y barato en todo lo que había que comprar, porque aunque fueran centavos, "Todo suma", célebre frase de familia.
Pero claro, todo eso no era suficiente para hacernos sentir que hacíamos algo "útil" mientras criábamos a nuestros hijos, entonces nos pasábamos recetas de cocina, aprendíamos a bordar tapices con los nombres de los niños, a tejer los sweters azules, escote en V para el cole, estudiar inglés, aprender computación y tantas cosas más. Eso sí, entre mates, charla y torta marmolada...Así de simples y ocupadas, pasábamos los días.
Mientras los chicos crecían y la Amistad entre nosotras, las mamás, también.
Silvia, Mimi, Graciela B, Beatriz.

Si me baso en lo que dicen, que todo lo pasado fue mejor...debería decir que:
minas éramos las de antes...todo terreno.
Fieles por convicción y principios. Eran los '80 en Buenos Aires.
Ibamos divinas por la calle, pero sin mirar a los hombres a los ojos, como nos habían enseñado mama, la tía y el cura.
Si habrán habido suspiros a nuestro paso, pero sólo los piropos que los argentinos sabían decir tan bien, como aquel ingenioso:
 "Se te cayó un papel... el que te envuelve... Bombón!!!",
nos hacían volver felices a recoger los nenes del cole para ir a casa y cambiarnos faldas y tacos, por jogging, chinelas y delantal de cocina.
¿Víctimas, Mártires?, NOO, claro que no...
Convicción pura, aceptación de roles, casi un apostolado por la Familia.

Entonces ahora, volviendo al "chiste", yo, Mónica, corregiría la respuesta:
¿Que diferencia hay entre una Hechicera y una Bruja??

La misma que entre el Príncipe Azul y un Sapo: 10 años de matrimonio,

Moni :)