lunes, 16 de agosto de 2010

Trabajador, Católico, Limpito...

Trabajador, católico y limpito...

Esas fueron las cualidades por las que decidió que ese muchacho “con intenciones serias”, calificaba para marido.
Parámetros mas o menos coherentes para aquellas jóvenes nacidas en los ’30.
Y sí, en aquel contexto las alternativas más conocidas eran 3:
casada, solterona, monja.

Solterona (que no: solteraalegrefelizquesebebelavidaatragos).

“Solterona, la pobre infeliz a quien se le pasó el arroz
porque nadie la quiso”

Un estigma. Excluyente. Una dramática posición social y existencial que se arrastraba del siglo anterior.

Después de leer "Dª Rosita la soltera", de García Lorca,
no quedaban dudas a las chicas nacidas en los ’50:

“Antes muerta que solterona!!”

Prejuicios de generaciones anteriores, pero AUN vigentes en la Argentina de los ’70.
De modo que, si a los 15 años San Antonio Bendito aún no había atendido nuestro ruego...decíamos que “quedábamos para vestir santos”.

Vaya perspectivas!

Y como si el triste modelo de Dª Rosita no fuese suficientemente amenazante,
algunas teníamos esa tías casadas
 (...algunas con un imbécil, que aguantaban carros y carretas por razones...múltiples,
dentro de la represiva sociedad machista),
esas tías que una vez que habíamos cumplido los 14 años, con voz risueña hacían la consabida-insistente-jodida pregunta:

-¿Ya tenes novio?
-NO! (como si se consiguieran en el supermercado...)

Y sí, queríamos ser esposas y madres, como Susanita.
Formar un hogar, una familia.
Reemplazar muñecas por bebitos tiernos y rosaditos (sí, esos que también lloran y lloran insistentemente).Pero el instinto era mas fuerte y el amor también.

Cuando por fin, gracias a Dios, estabamos de novia, esas tías preguntaban:
"¿Para cuando los confites?"

Y luego del casamiento: "¿Para cuando los hijos?".

Interes?, Curiosidad?... más bien diría un imperativo social,
un empujón hacia el ciclo de la vida,
destino de todas, pero con las prisas y urgencias de aquellos tiempos.

No fue hace tanto, sin embargo, comparando las demandas sociales de mi época con las actuales, a veces me siento como un dinosaurio antes de la glaciación:
un ente en vías de extinción.

Sobre todo cuando al ingresar datos en el CV  por Internet debo rellenar
ése maldito "campo obligatorio" que nos pide año de nacimiento,
y en el desplegable pareciera que no acabamos nunca
de retroceder desde el 2010 al 1957!
La cruda realidad abofetea a la generación "sandwich".
Ni amas de casa como nuestra mamá.
Ni yuppies, como nuestros hijos.
Somos un híbrido...

Y aunque para diferenciarnos de la generación anterior
alcanzamos a tener una profesión para "ser Alguien"
 (como si ya no lo fuésemos),
la Susanita seguía viva y demandante dentro de nosotras.
Profesional, casada, con hijos (en ése orden).
Susanitas, sí, pero algunas de nosotras teníamos dentro una Mafalda en hibernación, esperando su momento para salir, como siempre,
a analizar y cuestionar al mundo,
a las pautas dentro de las que nos desarrollamos.

De modo que aquí estamos las Susanitas de la generación de los '50,
las que creamos amorosamente una familia,
dando paso a la Mafalda, mmm...dispuesta.. lista a salir a mirar el Mundo,
despojada de ancestrales prejuicios,
con una perspectiva nueva, diferente, adaptada a...
¿los tiempos que corren?...Noo!, mas bien
adaptada a nuestra propia e imperiosa necesidad de
SER
en el más amplio sentido de la palabra.

Permitiéndonos disfrutar de las cosas, de ser quienes somos. Auténticas,
dejando de consumirnos tratando de sostener roles prefijados...
que en su momento estuvieron muy bien...
Conscientes de que hicimos lo que debíamos hacer,
 pero que al quedar el nido vacío... nos replanteamos nuestra ubicación...

MUERO por VIVIR
(escuche decir por ahi...) 

por salir a redescubrir el mundo,
descubrir que más allá de aquellas pautas sociales que ya no están vigentes
aún nos quedan muchas cosas por hacer, 

MUCHA MAS VIDA... a NUESTROS JOVENES

50 AÑITOS
Moni :)